El reciente caso del supuesto nacimiento de un niño de la ex formula presidencial de Ingrid Betancourt, Clara Rojas, dado a conocer por el periodista Jorge Enrique Botero en su libro “Últimas noticias de la guerra”, se convierte en una señal de alarma de la creciente crisis periodística que los diferentes medios de comunicación viven en la actualidad.
Lo peor es que prácticamente nadie se salva. Desde la prensa hasta la internet han caído en la trampa de un periodismo basado en el rumor. Y como rumor que se respete se gesta desde el principio. Botero afirma que la información surgió de declaraciones dadas por el comandante subversivo “Raúl Reyes”.
La cuestión es que no existe tan siquiera una grabación que constate lo que el jefe guerrillero dijo. Gracias a ese factor, la información pide toda credibilidad y calidad, ya que no se tienen bases claras y fuertes; en consecuencia no existen elementos de juicio para que la información sea tratada como cierta.
Pero ese factor, preponderante para que la información se convierta en una noticia, a los medios no les importa. El afán por impactar a la opinión pública y de no dejarse “chiviar” de la competencia, prima sobre la función periodística básica: la de informar clara, concisa y verazmente.
Por ello, desde noticieros televisivos, pasando por boletines radiales, columnas de prensa hasta páginas de internet, se le comunicó a la sociedad con bombos y platillos, y con el consecuente morbo, que había nacido el primer “hijo del secuestro”.
Pero luego del despliegue informativo y al adolecer de una información precisa, profunda y analítica, los periódicos, emisoras, portales y canales de televisión, se vieron en la necesidad de iniciar la etapa de confusión, típica característica del rumor. Los medios iniciaron una cruzada con encuestas, preguntas en la calle a los transeúntes, sondeos de opinión, etc., buscando la opinión de la sociedad y por ende la confrontación de ideas, que genera ventas y sintonía mas nada de información para la gente.
La polémica es efímera, tal cual lo es el rumor. Por ello la trampa surte su efecto y lo que ayer ocupada los titulares y las primeras planas, hoy a duras penas aparece, cayendo con extrema facilidad en un olvido común, que nos da como resultado la memoria cortoplacista que los medios le han impuesto al público.
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